BUSCANDO el eje de su carreta, quizá pensando más en el ego que en el
ello, han pasado un fin de semana intenso. Unos defendiendo a Prisa,
otros a Mediapro. Y lo único que han conseguido, visto desde fuera con
cierta preocupación, es desnudar el futuro de su partido hacia cotas
impredecibles. Quizá ese fue su fallo, un error de predicción que les
costará caro: olvidarse de la ideología y hacer de su gobierno puro
pragmatismo inútil, priorizando lo banal sobre lo importante.
Los perdedores resoplaron tras oír al ganador decir que no es
sectario, mosqueados y socarrones ante la falacia de Alfredo. Es la
misma broma que tienen en Granada quienes mandaban en la Diputación,
cuando acusan a quien hoy gobierna de enchufismo, y se van de cervezas
después, como si tal cosa. Ellos, inventores de la corriente alterna y
de la corriente continua en el método "digital" de enchufes amigos,
acusando a otros de enchufismo. Tiene bemoles tan cínica partitura.
Estaban y seguían en su ombligo y olvidáronse de gobernar; de
establecer y proponer medidas que nos alejaran del ogro de la ruina que
nos aletea y torpedea cada día que amanece. Hasta el leonés reconoció
el error de no caer antes en la cuenta de la crisis. Ellos, progresistas
con chaqueta de pana, que congresean y besuquean en un hotel de cinco
estrellas, con bocatas a 10 euros y cafés tres veces más caro de lo que
dijo Zapatero que costaban, no cayeron en la cuenta mientras gobernaron
de que los banqueros se lo llevaban crudo en papeles de 500 machacantes,
y que había que poner coto al descaste febril de sueldazos y
pensionazos.
Su izquierda no se atrevió a tanto. Tuvo que llegar De Guindos,
de derechas, con orden expresa de Rajoy, para decir basta ya. Los bancos
y Cajas que hayan tenido ayudas públicas tendrán que limitar los
sueldos de sus directivos, y anular las aportaciones extraordinarias a
sus planes de pensiones de cinco estrellas, dos galaxias y un cometa. Y
se obligará a los banqueros con ayudas del FROB a cumplirla, con la
supervisión del Banco de España, que hará el trabajo de fiscalización y
control del que se ausentó hasta ahora.
Zapatero iba a Rodiezmo (hasta que dejó de ir por temor a los
pitos en 'Re menor' con que le acogotaban) y levantaba el puño del
"agrupémonos todos", pero se le escapaba el poder bancario por la
rendija de los compromisos adquiridos previamente. Se le olvidó gobernar
para impedir el oprobio de recortar para unos, mientras otros
necesitaban carros para cargar de billetes sus derechos. Y De Guindos
los bajó del guindo, puso coto al desmán, y hoy, todos piensan que
tenemos un gobierno más justo y más equilibrado que aquel que nos dio
quien fue relevado el sábado en Sevilla, por muy progresista que se
declarara.
La derecha rebaja el sueldo a los banqueros, y la izquierda los
indulta. Por eso España ha derrotado al zapaterismo, porque su mirada no
era de este mundo. Sólo era la mirada de su mundo.
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